Del rojo al morado, la comunidad LGTBI+ en Polonia

El país se posiciona frente a los valores europeos

La presencia de la ultraderecha en Europa pone en peligro los derechos básicos de diversas minorías. En Polonia, el fuerte conservadurismo y la absoluta proclamación del PiS en el poder ponen al colectivo LGTBI+ en una situación de alerta.

Quizás, si uno pasa unas horas o unos pocos días en Varsovia, no note nada; al final, se encuentra en una clásica gran capital centroeuropea reconstruida tras la II Guerra Mundial. Sin embargo, cuando se pasea lo suficiente, uno comienza a ver una amalgama de símbolos en lucha silenciosa: rayos rojos, un bebé en un útero en forma de corazón, banderas arcoíris, proclamas en pegatinas, pintadas en paredes… Si uno camina más, puede que hasta se cruce una de aquellas manifestaciones pro, o anti, LGTBI+ (o las dos, no muy recomendable) por las calles de la capital de Polonia.

Todo ello son pistas que sus ciudadanos, protagonistas y espectadores de un contexto tan específico, van dejando por la ciudad. La capital es solo una mota en todo el país, en el que el clima se ha crispado durante estos últimos años, afectando directamente a la comunidad LGTBI+.

La minoría LGTBI+ y la política del “chivo expiatorio”

Para quien no conozca Polonia, los conservadores llevan gobernando el país desde hace tiempo. Y su éxito queda respaldado por los resultados electorales. No hay que olvidar que Polonia es una república parlamentaria y allí se convocan comicios a presidente y para el Parlamento (el Sejm); por lo tanto, ¿cómo triunfa la ultraderecha en las urnas polacas?

Ya en las elecciones de 2015, Andrzej Duda, candidato del partido católico y ultraconservador Ley y Justicia (PiS), logró la presidencia con el 51,55%. Mientras tanto, el mismo PiS ganó las elecciones parlamentarias del mismo año, pudiendo formar gobierno con mayoría absoluta, tras recibir 235 escaños. Un resultado así no tenía lugar en Polonia desde que cesó el socialismo soviético en el país. Más tarde, en las elecciones parlamentarias de 2019, el PiS, con un 43,59 % de los votos, se convirtió en el primer partido que repetía en el Gobierno con mayoría absoluta. Así, el ascenso de los conservadores continúa en Polonia hasta el más reciente encuentro democrático: en las elecciones de 2020, Duda mantiene su presidencia con el 51,03% de los votos. Este resultado se deduce como la elección presidencial más igualada de la historia polaca.

Las continuadas victorias han permitido al PiS dirigir el rumbo de Polonia, desde hace bastante tiempo, hacia ideas ultranacionalistas y conservadoras. Para entender cómo un partido consigue convencer a los polacos y aferrarse al poder, Rémy Bonny, director ejecutivo de Forbidden Colors, lo describe así: “cada vez que hay elecciones, (los del PiS) intentan elegir un chivo expiatorio”, pues afirma que Duda lo utiliza como estrategia electoral. Al tener un chivo expiatorio, aprovechan para culparlo de todo lo que vaya mal en el país. Bonny pone un ejemplo: en 2015, “eligieron a los inmigrantes musulmanes […] e hicieron su campaña electoral sobre […] lo que llamaron ‘peligro de la migración musulmana en Polonia'”.

Para las elecciones de 2020, Bonny explica que “tuvieron que encontrar nuevos chivos expiatorios”; querían hacer campaña con “un chivo expiatorio visible, […] que todo el mundo conozca”. Y lo encontraron: la derecha populista de Polonia topó con la comunidad LGTBI+, descrita por el activista como una minoría muy conflictiva en su sociedad. Así, según Jakub Gawron, creador del Atlas nienawiści (Atlas del odio), esta estrategia tuvo éxito porque los polacos aceptaron la narrativa; el PiS fue capaz de “hacer creer que la orientación sexual y la identidad de género no pertenecen a Polonia”. Ante tal ofensiva, el colectivo LGTBI+ polaco se ha pronunciado. Muchos han sido los actos reclamando sus derechos, y muchas han sido las consecuencias en el proceso.

Cola para la vacunación de la COVID-19 en la Plaza del Mercado de Cracovia con el edificio del mercado de fondo y banderas de Polonia decorando la plaza.
Vacunaciones masivas en Cracovia parte de la agenda política del PiS.

El conservadurismo anti LGTBI+,    al 50% en Polonia

Sin duda, se ha aceptado este mensaje contra el colectivo. Por supuesto, esto se debe, más allá de estrategias políticas, a los votantes, pues parte de la sociedad polaca ha sido convencida. Para Rémy Bonny, la comunidad LGTBI+ en Polonia resulta conflictiva, “especialmente en el campo, donde son muy religiosos y conservadores”. Jakub Gawron coincide

con él y reconoce que existe una diferencia significativa entre las zonas rurales y las urbanas. Si en las ciudades las ideas anti LGTBI+ son rechazadas, las regiones conservadoras siempre fueron más hostiles; en ellas, cuenta Gawron, se presiona a los miembros del colectivo para ocultar su sexualidad e identidad.

Ante este escenario, en Polonia se ha creado un ambiente de crispación que ya parece definir al país centroeuropeo. En él, cada vez son más frecuentes las agresiones… y las manifestaciones en las que se queman banderas LGTBI+. Esto es así porque, como recuerda Bonny, el país está muy polarizado: “el 50% es muy conservador”. Aprovechándolo, el Gobierno polaco también se ha esforzado por trabajar contra la comunidad: desde las incesantes detenciones a la intención legislativa de prohibir la adopción a parejas LGTBI+. Todo esconde la represión hacia la minoría.

Señalando al colectivo LGTBI+ en Polonia

En todo este bullir, la discriminación arrasa: desde 2019, las fuerzas conservadoras locales han autoproclamado un tercio de los municipios polacos como “zona libre de ideología LGTBI+”; el Atlas del odio dibuja el nuevo mapa de Polonia. Tales acontecimientos han encendido las alarmas ante la vulneración de los derechos del colectivo, pues criminalizan y señalan a la comunidad. Sin embargo, como era de esperar, las autodeterminaciones cuentan con el apoyo del Gobierno.

Mapa de las diferentes regiones de Polonia: en rojo, las zonas completamente anti LGTBI+; en naranja, zonas que tienen solo algunas medidas anti LGTBI+.
Mapa de las "zonas libres de ideología LGTBI+" en Polonia. Creación propia. Fuente: lgbtfreezones.pl

Estos pueblos se encuentran en el sureste rural de Polonia, donde se concentran los votantes del PiS y donde el dogma católico es muy fuerte. Para entender cómo es posible crear estas zonas, Jakub Gawron explica que todo funciona a través de “resoluciones ‘en defensa de la familia’”. Estas, dice, pueden ser por oposición a la ideología LGTBI+, por las que se alega que la comunidad impone “problemas exagerados y conflictos artificiales”. Gawron cuenta que también es común que estas áreas “libres” se propusieran en beneficio de los Derechos de la Familia, impulsados por la organización ultraconservadora Ordo Iuris; de este modo, “bloquean, entre otras cosas, las clases antidiscriminatorias en las escuelas, la cesión de instalaciones de los ayuntamientos para eventos LGTBI+”, etc.

Pegatina amarilla en un poste con texto en polaco que dice: "Los LGTBI+ son personas. La nación es ideología". Ciudad de fondo.
Pegatina con la frase "LGTB son personas. Nación es ideología".

Con todo, resulta que la diferencia más importante entre procedimientos es que, en el primero, “la ideología excluye directamente al colectivo”, mientras que con el segundo, la exclusión es indirecta, a partir de imponer un modelo de familia. No obstante, sea como fuere, todo resulta igual de opresivo para la minoría LGTBI+ polaca. Y, respecto a esto, la opinión de Rémy Bonny sobre qué hay que hacer es clara: “nada protege mejor que la ley”.

Cuando Europa no protege a Polonia

En esta cruzada por la defensa de los valores tradicionales, el PiS ha convertido Polonia en el país más hostil de la Unión Europea para las personas LGTBI+, según un informe de la asociación ILGA World. Por ello, desde la comisión, la presidenta Ursula von der Leyen ha hablado alto y claro sobre los abusos allí cometidos contra la comunidad. De este modo, el conservadurismo polaco también se muestra euroescéptico ante el cumplimiento de los derechos para la minoría.

Pese a las negativas mostradas desde Europa, las decisiones polacas anti LGTBI+ no han conllevado consecuencias formales. Tal y como reconoce Bonny, aunque la UE afirma el incremento de la intolerancia, desde la Unión Europea no hay una reacción real contra Polonia. “Más allá de la retórica […], no han tomado ninguna medida al respecto. Encuentran palabras muy bonitas, pero esas palabras no significan nada”. Así, se muestra crítico con los organismos europeos: “la situación que vemos en Polonia pone en peligro a la Unión Europea […]: ¿cómo de en serio se lo está tomando la comisión?”.

De momento, el apoyo al colectivo LGTBI+ es mayoritario: una encuesta de 2019 muestra que el    76% de los europeos están de acuerdo en que todas las personas deben tener los mismos derechos, sin discriminar a ninguna minoría. Sin embargo, el punto de vista de los polacos choca con la Unión Europea; por ello, no sorprende que el apoyo que presenta la comunidad en Polonia sea siempre menor con respecto al conjunto europeo. Todo lo que está ocurriendo, dice Bonny, “no es importante solo para los polacos […], sino para toda la UE”. En este sentido, para él, la estrategia de la Comisión Europea es un error porque resulta irónico que un organismo, mientras se define por proteger y valorar los derechos humanos, solo defienda, sin luchar, los derechos LGTBI+.

Entonces, las críticas a la comunidad se producen porque, cuando “los miembros de la UE no cumplen la ley, se puede restringir su financiación”, explica Bonny. Y con el Gobierno polaco no lo hacen. Así, al preguntarle por qué no se castiga al país por sus acciones anti LGTBI+, dice que las razones son económicas; Polonia es uno de los países europeos más prósperos, por lo que la falta de sanciones responde a “los intereses comerciales que Ursula von der Leyen tiene” para el territorio.

Con todo, las señales que uno encuentra por Varsovia demuestran el conflicto ideológico que pasea por el país. Y, mientras la Comisión Europea se decide, el PiS aprovecha la confrontación con la UE para extender otro de sus mensajes: los ultraderechistas siempre han rechazado el papel del conjunto europeo. Con la problemática LGTBI+ su escepticismo se agrava, pues desde Polonia no reproducen los mensajes de la comunidad. Tal es la disconformidad que, aunque a Europa no le guste, el debate social presenta el contexto perfecto para un “Polexit”.

Defender los derechos LGTBI+ para defender la democracia

La forma en que un país trata a su comunidad LGTBI+ dice mucho sobre la calidad de su sistema democrático. Cuando Rémy Bonny reflexiona sobre esto, dice que atender a la protección legal del colectivo es una buena forma de medir la seriedad democrática

Balcón con la bandera LGTBI+ colgada en un edificio amarillo clásico en Varsovia.
Balcón con la bandera LGTBI+ colgada en Varsovia.

alrededor de Europa: “si un país es capaz de proteger a sus minorías, […] también en la práctica, demuestra lo moderno que es y lo desarrollada que está su democracia”. Por ello, la defensa de      los derechos para todos es la mejor ofensiva ante el pensamiento tradicional que ya recorre la  Unión Europea.

Políticamente, preocupa que el odio hacia las minorías ya no sea algo aislado en Polonia: está presente casi en toda Europa central (en Eslovaquia, en Letonia, en Rumanía…). Además, Bonny recuerda que la discriminación también es un problema en la Europa occidental, pues “tenemos a VOX en España, a la Agrupación Nacional en Francia”.

A partir de aquí, es fácil darse cuenta de que los conservadores siempre intentan atacar a cualquier comunidad; “no es algo nuevo”, dice Bonny. Por ello, ante sus voces, la única garantía es encontrar un gobierno que proteja a todos. Sin embargo, en el país del centro el poder ha caído en manos de los que solo gritan más fuerte. No hay otra opción: para poner fin a la segregación, el activista reclama redescubrir la compasión y pide “luchar juntos por unas leyes mejores y más igualitarias”, tanto en Polonia como en el resto del mundo.

Mirando hacia Polonia

Este conflicto, que cada día crispa más el país, parece no tener fácil resolución. El siglo XXI ha traído nuevas formas de hacer política; con discursos arrolladores que pretenden deslumbrar a una mayoría, pero que, a menudo, terminan por ser todo luces sin trasfondo. Es complicado aventurar cómo se producirá la distensión entre la Polonia más conservadora y la más progresista, y más teniendo en cuenta todos los actores involucrados en ello: Gobierno, oposición, Iglesia, Unión Europea y demás países en su marco de influencia geopolítica, tendrán mucho que decir en si esto queda como un bache en la historia de Polonia o prolifera y se extiende más allá de sus fronteras.

Cuando los símbolos dejan de ser ideas y pasan al plano de lo real, adquieren el poder de ser peligrosos. Actualmente, en Polonia bulle una lucha de ideas que pugnan por hacerse reales. Los pensamientos son el motor de los grandes cambios, y eso la ultraderecha polaca lo sabe. Por ello, el calificativo de “ideología”, hablando de lo LGTBI+, no es algo azaroso. Si las ideas mueven el mundo, también lo hace el miedo, más aún si se fundamenta en defender lo propio. Así es como se ha extendido esta narrativa que, solo el tiempo, dirá si es un grito del contexto o viene para quedarse.

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