El reto de ser docente en tiempos de coronavirus

Alejandro Carbonel Alcocer es uno de los estudiantes más jóvenes del doctorado en ciencias sociales y jurídicas en la línea de comunicación en la Universidad Rey Juan Carlos. Como docente, confía en la posibilidad de un futuro online y presencial. Afirma que con la pandemia las universidades han potenciado los recursos digitales en un corto periodo de tiempo. Por ello cree que, aunque cualquier cambio es mejorable, las instituciones han hecho un gran esfuerzo para conseguir que docentes y alumnos se adapten a las nuevas herramientas para impartir clases de forma online. En cualquier caso, asume el desafío de ser docente en tiempos de coronavirus.  

Carbonel imparte asignaturas que en su mayoría son prácticas, lo que le coloca en una tesitura complicada en medio de la pandemia. Él mismo reconoce que “tomando una decisión perjudicas a uno y a otro”. Hay estudiantes que no se han podido desplazar debido a la pandemia, pero también hay otros que prefieren la presencialidad en las aulas. Sin embargo, hay que buscar la parte positiva de los cambios y aprender a sacarle partido a las nuevas herramientas online. En esta línea, Alejandro cree que la modalidad online puede facilitar el estudio a los alumnos con capacidades diferentes. Pero también la posibilidad de grabar las clases y tener la opción de repetirlas a posteriori puede ayudar a las personas que necesiten más tiempo para entender la asignatura. Aunque una cosa tiene clara: el trato humano no es lo mismo y se debería alternar en un futuro la modalidad online y la presencial. Especialmente cuando son asignaturas prácticas y es necesario acudir a los laboratorios de la universidad.

El desafío de mantener la atención

Uno de los retos a los que se enfrentan en la actualidad profesores como Alejandro es mantener involucrados a los alumnos a través de la pantalla. Uno de sus recursos favoritos para mantener esta atención es la participación en cuestionarios interactivos durante la clase. Nos pone el ejemplo de la plataforma Kahoot, que ayuda a que los alumnos no desconecten tras la pantalla. Alejandro sostiene que “no puedes fulminar a nadie con la mirada para que te responda a las preguntas”, y herramientas como los test interactivos los mantienen atentos a la clase. A pesar de eso reconoce que nunca puedes saber qué está ocurriendo a través de la pantalla.

Actualmente Alejandro imparte clases durante su doctorado gracias a una beca. En su contrato se le permite impartir 60 horas de clases para prepararse para su futuro como docente universitario. Pese a la clara ventaja que impartir clases le supondrá, en los programas de doctorado no se suele incluir esta oportunidad y los más afectados serán los alumnos. Carbonel afirma que ser un buen investigador y desarrollar una tesis no te convierte en profesor.

El futuro de la docencia tras la pandemia

En sus planes de futuro, Alejandro se plantea la posibilidad de irse al extranjero. Afirma que en la universidad extranjera los profesores están mejor posicionados y remunerados. Cree que en España no están tan socialmente reconocidos, pese a estar formando a los profesionales del futuro. Tras años de estudios entre grado universitario, master y doctorado es difícil conseguir una plaza de docente. De esta forma, viajando al extranjero, fomentando la internacionalización, estableciendo contactos y adquiriendo nuevos conocimientos, espera conseguir una plaza fija en la universidad.

Pero también nos recuerda que la plaza no debe ser la máxima aspiración de una persona, “no debes temer quedarte algunos meses sin trabajar, es bueno salir y vivir experiencias personales y profesionales”. Lo más importante de un docente debe ser formar con calidad, y conseguirlo con esfuerzo y pasión.

 

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