La gimnasia trampolín: nacidos para volar

Jorge Martín se levanta todos los días y no concibe una vida sin saltar. Para él, practicar gimnasia en trampolín es sinónimo de libertad e incluso una forma de evasión, “no me puede afectar nada, no pienso en nada, tenga problemas o no cuando estoy saltando soy yo solo”. Tanto él como su club sienten que han nacido para volar. 

A los 10 años comenzó de la mano de sus padres, quienes al igual que él saltaban desde muy temprana edad. Jorge descubrió desde muy pequeño su pasión por el trampolín, un tipo de gimnasia poco conocida en el mundo del deporte, “No he tenido otra cosa en mi vida, es lo que más me gusta (…) disfruto entrenando, saltando, yendo a competir y viajando”. 

Esta es la realidad de un deporte que, aunque sus comienzos modernos se remontan al año 1934, en Estados Unidos, no fue reconocido como disciplina en los Juegos Olímpicos hasta la década de los 2000. A España llegó tras su reconocimiento europeo en el año 1964 con la fundación de la Federación Internacional de Trampolín y también con la celebración del primer Campeonato del Mundo de trampolín. En cuanto a sus orígenes antiguos hay que buscarlos en el circo, donde los acróbatas usaban aparatos similares al trampolín para efectuar los saltos.

Antes de su evolución tuvo diversos usos para el entrenamiento de astronautas y, como destacan los acróbatas del Club Gimnástico Getafe, estar en el aire es toda una experiencia antigravitatoria. Para deportistas como Jorge Martín su día a día se debe a este proyecto. Su desarrollo profesional y su crecimiento físico en este mundo deportivo es fruto de todo un equipo que lo ha hecho posible.

En la década de los 80 dos entrenadores decidieron lanzarse hacia la elaboración de un esbozo de club, nacido de un sueño en común. Estos fueron Javier Sosa y Ángel Ballesteros, que tenían claro su objetivo de llevar a la zona sur de Madrid la gimnasia en trampolín. Ambos fundadores eran gimnastas del equipo nacional por lo que contaron con su experiencia como respaldo. Treinta años más tarde lo que comenzó como una pequeña escuela municipal, en colaboración con el Ayuntamiento, se ha convertido en un club de alta competición.

El esfuerzo y la disciplina se materializan en una buena rutina diaria

A las 18:30 las lonas se extienden por el suelo, las camas elásticas se desmontan y el gimnasio cobra vida con los trampolinistas. ¿Y el día a día en el club? “…es como todos los deportes, llegar, calentar, preparar a los gimnastas, empezar a botar, hacer su parte técnica y mucha preparación física al final” cuenta uno de los entrenadores José Antonio Gutiérrez.

Los entrenamientos tienen una duración de dos horas y media diarias de lunes a viernes. Constan de un calentamiento previo, media hora de preparación física y un ejercicio de 10 saltos. Este se va dividiendo por partes para terminar con el libre.

Hombre joven sin camiseta con pantalones cortos negros sentado. Lugar interior. Colchones azules.
Jorge Martín. Autor AngelicaVillegasAlban, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons

Al tratarse de un grupo de deportistas de élite el factor del tiempo juega un papel fundamental. Los entrenadores destacan la importancia de contar con más horas de trabajo “nosotros como dependemos de las instalaciones del Ayuntamiento pues solo disponemos de dos horas y media al día. Es complicado a alto nivel…”.

A las 21:00, el bullicioso sonido de los muelles y las voces cesan. Concluye así otro día de entrenamiento para Jorge y los demás trampolinistas del club.

Tres veces consecutivas campeón de España (2017, 2018, 2019)

Cuando el público se sienta un domingo a ver un evento deportivo sólo se percibe el resultado final. Las pantallas no tienen la capacidad de transmitir el día a día de los deportistas, su estilo de vida y el esfuerzo que hay detrás de cada resultado obtenido.

Jorge Martín ha sido el primer y único español en clasificarse para las semifinales de 3 mundiales. Primero en ser finalista de una Copa del Mundo en 30 años y el primer español en realizar 4 triples en competición. Con un récord de puntuación de 58,9 en competición oficial, el sacrificio y la disciplinan rigen sus días de entrenamiento. Jorge asegura que “muchas veces vienes motivado y entrenas súper bien, pero otras veces vienes sin ganas, cansado, has tenido un mal día y esos son los días en los que tienes que entrenar más porque no puedes entrenar solo los días buenos”.

Los exitosos resultados se deben a una rigurosa puesta en escena de movimientos y acrobacias. Las diez técnicas en las que se basa la competición requieren de gran agilidad y es todo un mérito completarlas con éxito, debido al nivel de exigencia. Es por ello que el jurado realiza su juicio de valor según el grado de dificultad y la ejecución de los saltos. Destacan entre las diez destrezas los dobles y triples saltos mortales con giro (“fiflis”, “triflis”), el salto mortal hacia adelante con un giro y medio (“rudy”) y el salto mortal hacia delante con medio giro (“baranis”). Todo un arsenal de técnicas que deberán ser perfeccionadas a lo largo de los entrenamientos con un objetivo: posicionarse entre los mejores del mundo.

“Nunca se me han dado muy bien los europeos, pero la verdad es que tengo buenas sensaciones y creo que va a ser un buen europeo así que estoy entrenando duro el mes que me queda para darlo todo”.

Altas expectativas

La agenda deportiva está siempre llena. El Campeonato de España, el Campeonato del Mundo, las Copas del Mundo y el Campeonato Europeo son los grandes protagonistas. Las competiciones no solo conforman el camino en la trayectoria de Jorge, también constituyen un reto y la búsqueda incesante por obtener buenos resultados.

“Mucho entrenamiento duro y pensando en los objetivos que queremos” así lo ha definido cuando se le preguntó por su preparación para el 28° Campeonato de Europa, el que se celebrará desde el 30 de mayo hasta el 5 de junio en la ciudad de Rimini, Italia. “Nunca se me han dado muy bien los europeos, pero la verdad es que tengo buenas sensaciones y creo que va a ser un buen europeo asique, estoy entrenando duro el mes que me queda para darlo todo”.

En base a los entrenamientos, los preparadores ponen atención en aquellos que destacan y realizan sus estimaciones. “Nuestras expectativas siempre son altas porque vemos a los chicos cómo entrenan, cómo saltan…”, aclara el entrenador José Antonio Gutiérrez y apuesta por Jorge Martín. “Le han visto mucho los jueces extranjeros, con lo cual esto ayuda a la hora de poner notas. Nuestro objetivo es que se meta en la final”. Para ello, el trabajo deberá ser intenso, el nivel es alto en Europa, pero “…él tiene un nivel muy alto para conseguir ese objetivo”. Una vez en la final todo es posible, pero alcanzar esta meta supone ya un extenso logro para el Club Gimnástico Getafe y para la selección española.

Volar con los pies en la tierra

Las expectativas de futuro de este gimnasta no tienen ningún techo. Desde el trampolín el único límite es el cielo. ¿Qué le queda por cumplir como deportista? “… mi sueño es ir a unas olimpiadas y con las de París 2024 me veo con bastantes posibilidades y espero tener un poquito de suerte que en este deporte siempre se necesita”. Un sueño que estuvo a un paso de cumplir con las Olimpiadas de Tokyo 2020. El pasado año el trampolinista estuvo cerca de pasar a ser el primer deportista de esta disciplina en representar a España en las Olimpiadas. Sin embargo, este objetivo se mantiene vivo en sus planes a medio y largo plazo.

Su pasión, dedicación y entrega se pueden palpar en el club deportivo. Sentado en una de las camas elásticas con partículas de magnesio suspensas en el aire y después de haber realizado uno de sus ejercicios, Jorge resalta la importancia de este deporte en su vida y no concibe un futuro donde su pasión deje de formar parte de su rutina “el día que lo tenga que dejar no sé cómo va a ser porque para mí lo es todo”.

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