La cultura en busca del calor de los focos

El sector cultural es uno de los más afectados a causa de la pandemia de la Covid-19 y a su vez, uno de los más olvidados. Desde marzo de 2020, un gran número de empresas y trabajadores han visto como su ganancias se reducían a cero. Además, parte de este sector, que reduce sus ingresos a la época estival, lleva desde el verano de 2019 sin crear beneficios ni puestos de trabajo. La cultura se encuentra en una situación de clara precariedad donde esta problemática se agudiza entre los artistas y formaciones de menor escala.

Este es el caso de la orquesta M-80, un grupo granadino que este sábado volvió a sentir el calor de los focos en Alicún de Ortega, tras 16 meses sin pisar los escenarios. Juan Luis Navarro, vocalista del grupo y conocido como Juanlu, comenta que “a pesar de los meses complicados siempre es un placer poder volver a hacer lo que más le gusta”. Sin embargo, dentro del grupo M-80, Juanlu no es el más perjudicado ya que cuenta con una empresa de representación de artistas. El caso del pianista es el normal dentro del sector, ya que solo cuenta con los ingresos de su grupo.

La situación de M-80 y de otros grupos relacionados con la cultura veían a comienzos de 2020 como poco a poco se iban cerrando bolos y planificando actuaciones para el año que acababa de comenzar. Empero, con la llegada de la pandemia la economía del sector cultural alcanzó una pérdida de 199.000 millones de euros. Entre los sectores más afectados se encuentran las artes escénicas, que perdieron un 90% de sus ingresos, seguido de la música con unas pérdidas que alcanzan hasta el 76%. En cuestiones publicitarias las grandes compañías musicales también vieron cómo sufrían pérdidas de hasta el 46% de los beneficios.

LEl principal obstáculo al que se enfrentaron las empresas artísticas derivaron de las medidas restrictivas, tanto estatales como regionales. La falta de consenso entre el Gobierno central y los Gobiernos autonómicos ha supuesto grandes pérdidas para la industria. Las modificaciones del horario por el toque de queda o las restricciones de movilidad han dificultado la organización de conciertos, provocando en su mayor parte de los casos la devolución del dinero por las entradas.

A estas restricciones se le añade una limitación de aforo, siendo esta la principal causa del estancamiento económico de las formaciones musicales. A los grandes artistas, con todos los gastos que suponen los escenarios en los que se mueven, les ha supuesto una nula rentabilidad, y muchos de ellos han optado por no dar conciertos. Durante los meses de Estado de Alarma, la legislación dependía de cada comunidad, pero en su mayoría se optaba por una limitación de aforo del 40% en salas polivalentes y del 75% en teatros, auditorios y cines. En el siguiente gráfico observamos las diferencias en las limitaciones del aforo permitido. 

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Durante este periodo de tiempo los propios artistas trataron de tomar medidas que contribuyeran a resurgir la industria. Se popularizaron los conciertos mediante directos de Instagram, la reedición y venta de vinilos o las colaboraciones que llamaran la atención del público. Sin embargo, la venta digital y el boom de la piratería digital han provocado la caída de las ventas en un 30% con respecto a los datos de 2019. En lo referente a lo laboral, el sector cultural ha visto cómo el 37% de las empresas ha tenido que mandar a sus empleados al ERTE. Por otra parte, el 59% de las sociedades ha reducido su plantilla durante la pandemia.

Las grandes plataformas como Youtube, Spotify o Amazon, junto con grandes compañías como Live Nation Entertainment o Universal Music Group han querido contribuir con la cultura mediante donativos y la creación de plataformas que permitan a terceros una aportación voluntaria para cubrir al menos las pérdidas de los últimos meses. Epic Games organizó a través del videojuego Fornite un concierto masivo en directo que atrajo la atención de 30 millones de espectadores. Incluso, ante la falta de ayudas y el abandono sistemático del Gobierno central ha provocado la creación de un movimiento de Alerta Roja. En este, la Industria Cultural, de los Eventos y Espectáculos ha interpuesto una solicitud de atención al gobierno con la esperanza de que reaccionen en favor de los 800.000 empleados que dependen de la supervivencia de la industria artística. 

Pese a la difícil situación vivida durante estos meses, la llegada de la vacuna hace que desde el sector cultura se vea un hilo de esperanza que puede transformarse en realidad este verano. Tras el anuncio del fin del estado de alarma, las diferentes Comunidades Autónomas han ido anunciado sus legislaciones en relación a la situación de la pandemia. Así, la mayoría de regiones han decidido que el aforo para actividades culturales sea del 75%. Sin embargo, existen comunidades como Andalucía que no ponen un límite de aforo y ponen como límite un asiento de diferencia entre cada espectador. Estas medidas, dependientes del índice de casos de cada comunidad, irán disminuyendo en relación a las dosis de vacunas alcanzadas, teniendo como horizonte para llegar a la vieja normalidad el fin del verano.

Como respuesta a la situación, desde las diferentes empresas de espectáculos se está optando por volver a las giras de verano, aunque siempre respetando las limitaciones de seguridad. A diferencia de 2020, donde la mayoría de instituciones culturales vivió un verano en blanco, el verano de 2021 traerá la vuelta de festivales y conciertos a grandes y pequeños recintos. Grandes festivales como el Primavera Sound han decidido cambiar su modelo de festivales de cuatro días con acampada por un ciclo llamado Les Nits del Coliseum. En este nuevo modelo, las grandes empresas de eventos sustituyen las acampadas y actuaciones masivas por conciertos diarios donde se hace posible controlar las medidas de seguridad.

Frente a las grandes actuaciones mediáticas, los pequeños grupos también ven como la llegada de la vacuna supone un alivio a los bolsillos de unos grupos que llevaban sin generar desde 2019. En el caso de M-80, el concierto realizado el pasado sábado 8 de mayo en Alicún de Ortega sirve para abrir una gira en la que el grupo ya tiene cerradas más de 30 actuaciones durante todo el verano. Este primer concierto, donde se notaban los nervios y ganas de actuar de sus componentes, coincidió con el fin del estado de alarma. Ante esta situación, el público, respetando en todo momento las medidas de seguridad, empezó a aplaudir de forma espontánea a las 00:00 horas, momento en el que tras meses de toque de queda, por fin se podía estar en la calle disfrutando de la cultura junto con vecinos y amigos.

La pandemia ha puesto patas arriba uno de los sectores más importantes de la población como es el ocio y la cultura. Sin embargo, el sector, pese a las dificultades, se ha unido para defenderse, como en el caso de Alerta Roja, y para crear nuevas estrategias que le ayuden a sobrevivir en estos tiempos difíciles. Además, la puesta en marcha del plan de vacunación hace que desde el mundo del espectáculo se vea luz al final de esta dura época. Poco a poco, la inmunización de la población española hace que las empresas de espectáculos comiencen a cerrar bolos y actuaciones, para así, poder volver a la tan ansiada normalidad.

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