La mirada de Jesús de Medinaceli

Minutos antes de que se abrieran las puertas, la cola para entrar en la Basílica de Jesús de Medinaceli daba la vuelta a la esquina. Llega la Semana Santa y los madrileños vuelven la mirada hacia el Señor de Madrid. Los hay que miran con la curiosidad del turista; otros con la ternura de quien vuelve a un rincón de la infancia, o con el orgullo de mantener viva la tradición. Pero en los ojos de Armando Gómez, -delegado de formación juventud y comunicación de la archicofradía-, hay algo más. Armando mira con fe a Jesús de Medinaceli.

Gente esperando entrar a Jesús de Medinaceli
Gente esperando entrar a la Basílica de Jesús de Medinaceli. Imagen de José Joaquín Martínez Carreras (CC BY 4.0)

“Mi devoción a Jesús de Medinaceli –relata Armando- llega cuando mi madre me trae de pequeño, por primera vez. Yo recuerdo que le miraba con mucho respeto, percibía que esa no era una imagen cualquiera, que ahí estaba verdaderamente Jesús”. Con el paso de los años las circunstancias de la vida trajeron de nuevo a Armando a Madrid, y una Semana Santa mientras estaba trabajando como sanitario sintió el impulso de ponerse de nuevo bajo la mirada del Cristo”. Desde entonces no he podido dejar de venir. Por eso me hice esclavo para tener un vínculo más profundo con Jesús de Medinaceli”.

Cuando preguntamos a Armando qué significa para él Jesús de Medinaceli, inmediatamente reformula la interrogación: “La pregunta sería qué no es para mí, porque lo es todo”. Ese compromiso con el Señor de Madrid y la archicofradía han hecho, que a pesar de su juventud Armando fuera elegido por el Vicehermano Mayor para ocupar un puesto de responsabilidad en la Junta de Gobierno. “Yo me dedico a la parte de la formación de los esclavos, y del grupo joven. También llevo la parte de la comunicación y prensa.

No obstante, Armando se define como “un esclavo más de Jesús de Medinaceli” y aclara que “en la Junta no solo se toman las decisiones, sino que también nos empleamos a fondo, con la ayuda de otros esclavos en montar los diferentes altares de culto, para que esto tenga la grandeza que tiene”. Una grandeza que no se ha visto ensombrecida por la pandemia. “La gente no para de venir, y eso es algo que demuestra que pese a la pandemia Madrid necesita a Jesús de Medinaceli. Lo vimos el primer viernes de marzo del año pasado, hubo mucha más gente que el viernes anterior, cuando todavía no había estallado la pandemia”.

Desde entonces, el reto ha sido mantener las medidas de seguridad “ayer mismo esto fue un hervidero de gente y tuvimos que evacuar la basílica después de las celebraciones para proceder a su desinfección y ventilación” expone el delegado. Sin embargo, aunque este último año todo haya cambiado, los días previos a la Semana Santa se viven con la misma intensidad. “En cada acto que hacemos ponemos el máximo cariño, somos muy detallistas y queremos que todo salga bien, no por nosotros, sino por Él que es el único y verdadero protagonista” señala Armando, que no oculta los nervios ni las ganas de disfrutar estos días.

Este Viernes Santo será un día histórico para la archicofradía. Por primera vez el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, predicará el sermón de las siete palabras en la basílica. Por segundo año consecutivo la imagen de Jesús de Medinaceli no podrá recorrer las calles de Madrid. Sin embargo, en su lugar se realizará una procesión claustral, dentro de la basílica que escenificará el encuentro entre Jesús de Medinaceli y la Dolorosa. Una estación de penitencia que según Armando “no va a dejar indiferente a nadie, va a tocar el corazón de todo el mundo”.

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