“La ley trans, quitando todo lo demás, son derechos”

Después de un año de pandemia deberíamos estar más que acostumbrados a vivir a través de una pantalla, aunque no deje de ser demasiado frío para lo que era nuestra cotidianidad. Pablo nos recibe directamente en su habitación y con un saludo cómplice nos transmite la confianza de una persona joven.

Pablo Redondo tiene 21 años, vive en Madrid, está estudiando su último año de Trabajo Social y es un chico trans. Si a cualquiera le preguntasen qué le diría a su “yo” del pasado, seguramente su respuesta sería algo más o menos banal, como disfruta de no tener responsabilidades o ve más al parque. Sin embargo, para Pablo, ese consejo es diferente. “A mi yo de hace diez años le hubiera dejado una notita que dijera, investiga sobre la realidad trans, sigue adelante y no tengas miedo”. 

Ahora lo sabe, pero en ese momento le invadía la desinformación, “pasé una época en la que creí que las ideas que tenía en mi cabeza eran solo mías. Intenté adaptarme a lo que socialmente se esperaba de mí, ser una chica ejemplar y borrar esas ideas de mi cabeza, porque solo me iban a dar problemas”. Aunque pueda parecer que ha quedado lastrado con el paso de los años, esta sigue siendo una realidad para miles de jóvenes en España que no se encuentran amparados por la ley. Un ejemplo de ello es la Comunidad de Madrid, donde hasta los 16 años un joven no puede realizar legalmente su cambio de sexo. En el caso de que un menor de cinco o seis años hubiera descubierto su verdadera identidad, no constaría en su DNI hasta pasada una década.

La polémica Ley Trans pretende atajar este y otros problemas que hoy en día sufren las personas trans. “Realmente en España la situación podría ser muchísimo peor, pero aún queda mucho por avanzar, sigue habiendo bastantes prejuicios y mitos hacia nuestro colectivo”. De ser aprobada, supondría un gran avance, en el ámbito judicial y en la vida diaria al no tener que presentar un documento médico donde acredite su condición y poder hacer el cambio de DNI. Quizás, según Pablo, este borrador se quede un poco “descolgado” en el amparo a las personas no binarias “si ya las personas binarias trans somos desconocidas, las personas no binarias ya son como un mundo aparte”.

Como en todos los movimientos sociales, han salido detractores de la ley trans. Movimientos como las TERF (Trans-exclusionary Radical Feminst, en español feminista radical trans-excluyente) se niegan a reconocer a las mujeres trans como mujeres. “Lo que ha sucedido es que siempre hemos estado “en lo oscuro”, como no dábamos ruido, no había visibilidad”. Pablo alega que los argumentos de las TERF carecen de validez, pues no tiene sentido decir que “las mujeres trans están quitando un puesto o que van a borrar la identidad a las mujeres CIS”. Además, “por mucho que lo quieran tratar como novedad, las personas trans ya han sido incluidas en muchos deportes”, Pablo rechaza la generalización de que las personas trans sean “super héroes” por estar hormonados: “yo tengo los niveles de testosterona de un hombre cis”.

El testimonio de Pablo es una de las realidades que las personas trans viven diariamente y que algunos pretenden invisibilizar con medidas como el PIN parental, que no es más que una imposición que favorece la desinformación y estigmatización de aquellos que no siguen los patrones de comportamiento que la sociedad les ha impuesto. “Más que crear discordancias o peleas lo que habría que hacer es unirse y luchar contra la sociedad patriarcal en la que vivimos”.

Noticias relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *