La expedición corrió a cargo del Museo de Australia Occidental y del Schmidt Ocean Institute. Se sumergieron a profundidades de hasta 4.500 metros y las exploraciones duraron hasta 181 horas. La sorpresa surgió en forma de sifonóforo, conocido como Apolemia. Su tamaño aproximado es de 50 metros de largo y supera a muchas ballenas azules hembras, situándolo como la criatura más grande del mundo
¿Cómo es?
A simple vista, el sifonóforo aparenta ser una cuerda o un cable largo, pero en realidad está formado por criaturas llamadas zooides que se clonan miles de veces. Los sifonóforos están relacionados con las medusas y los corales. Los animales son depredadores de aguas profundas ya que cuelgan tentáculos punzantes para alimentarse.El Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, en México, ha hecho divulgación sobre ellos.
Schmidt Ocean Institute es una entidad que ha portado los robots de la expedición y que apoya las investigaciones oceanográficas como los “oasis de color rosa”. El robot que utilizan los científicos se llama SuBastian, un aparato que ha conseguido captar imágenes de centenares de especies.
Entre ellas, 30 que podrían ser nuevas para la ciencia, como un cefalópodo o los primeros hidroides gigantes. La exploración también se centró en el impacto del aumento de las temperaturas en los animales marinos.
Wilson, uno de los científicos participantes, declaró que tardarán meses o años en saber si los organismos realmente son un hallazgo. Además, admite que realizaban la búsqueda de nuevas especies ya que esas aguas son inexploradas.
