La economía de las mascarillas: el precio de la salud

Es 11 de marzo de 2020: la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara la pandemia internacional por la COVID-19. Sin saberlo, esta fecha marca un antes y un después, un punto de no retorno que traerá muchas consecuencias. Una de ellas, quizá la más polémica, son las mascarillas.

Tras la proclamación del estado de alarma el 14 de marzo, el BOE publicó el 20 de ese mes la resolución de la Secretaría General de Industria y de la Pequeña y Mediana Empresa. Lo declarado en este documento permitía a cualquier persona comprar mascarillas EPI sin necesidad del marcado CE. De este modo, podrían venderse mascarillas sin la confirmación del fabricante de que el producto cumple con los requisitos legales y técnicos determinados por los Estados miembros de la Unión Europea.

Aun así, siempre deberían cumplir las especificaciones que afirman la óptima protección frente al virus. Esta decisión fue tomada como una excepción frente a la falta de mascarillas FFP2. Como sus sustitutas, se empezaron a vender las KN95, pues su protección era más o menos similar a las FFP2. Sin embargo, el precio entre unas y otras distaba de serlo: las KN95 empezaron a venderse entre los 87 céntimos y los 11,25 euros. Por su parte, las FFP2 tenían un precio situado entre los 25 céntimos y los 8 euros.  Con esta situación, la alta demanda de mascarillas y la falta de existencias necesarias fueron contextos clave para que los precios se dispararan.

Cuando el uso se hace obligatorio

Y fue así hasta el 19 de abril, momento en el que la Comisión Interministerial de Precios de estos productos se reunió para expresar un precio límite. Como consecuencia, el 21 de abril, Salvador Illa anuncia el precio máximo de las mascarillas quirúrgicas para el público. Estas no podrían venderse por más de 96 céntimos; la decisión quedó reflejada en el BOE del 23 de abril. Hasta aquel momento las mascarillas no eran todavía obligatorias. Sin embargo, la extrema situación con la COVID-19 y el comienzo de la desescalada convencieron al Gobierno para proclamar su uso obligado a partir del jueves 21 de mayo. Los meses del verano de 2020 guardan los peores datos sobre los precios de las mascarillas: los más altos ante una nueva normalidad. Esta situación, que parecía no acabar, trajo consigo el descontento extendido entre los ciudadanos.

En octubre, llegó la polémica. Resonó el abismo económico al comprar mascarillas en España y en el país vecino: si en Portugal, por 200 mascarillas, se pagaban 17,40 euros, en España se cobraban casi 200 euros. Así, la organización de FACUA-Consumidores en Acción reclamaba al Gobierno, el 11 de noviembre, que bajasen el precio máximo de las mascarillas quirúrgicas a 10 céntimos. Por su parte, la respuesta que dio el Gobierno fue bajar el IVA de las mascarillas al 4%. La situación acabó con una publicación en el BOE, donde se disponía el nuevo precio máximo de las mascarillas quirúrgicas. Con este cambio se consigue bajar la cuenta de los 96 céntimos a los 72, con IVA incluido. Más tarde, el 19 de noviembre, desde el BOE se rebaja el precio de nuevo hasta los 62 céntimos.

2021: la nueva normalidad

Un año después, las mascarillas siguen estando presentes en el punto de mira: desde el cuestionado lanzamiento de una aplicación móvil dirigida a la población para mejorar la información, o para comprar las mascarillas, hasta el debate sobre el uso y compatibilidades de estas.

Con todo, a pesar de las críticas que ha recibido el precio de este producto, ya adaptado a la cotidianidad, las mascarillas se han convertido en un accesorio indispensable para cualquier ciudadano. Según los datos de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (Anefp), el 80% de la población mantendrá el uso de las mascarillas, pues son ya un hábito diario. Este dato refleja tanto la confianza recibida por parte de la población como la aceptación del mismo producto. Sin duda, las mascarillas serán durante mucho más tiempo un eslabón dentro del mercado económico del país.

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