Las siete capitales canarias se levantaron este pasado sábado 20 de abril de 2024 en contra del turismo masivo en las Islas.
Alrededor de unas 75000 personas se han concentrado en el archipiélago canario, además de otras ciudades de la península, para reclamar cambios en la legislación turística, como, por ejemplo, la implantación de un moratorio turístico y vacacional y la regulación de una ecotasa. La magnitud de las protestas fue de tal calibre, que ya se han extendido a otros países europeos como Reino Unido, Italia o Alemania.
Los lugares destinados a recibir el turismo vacacional de masas tienen una serie de problemas comunes, y Canarias, desafortunadamente, no es una excepción. Los sueldos en el archipiélago africano son los segundos más escasos de todo el país, con unos 1630 euros de media al mes. Además, Canarias sufre la segunda tasa de inflación más elevada a nivel nacional, la tercera tasa de paro más alta, según el INE, y es la cuarta comunidad autónoma con el precio de alquiler más alto.
Aparte de los problemas de carácter económicos que asolan Canarias, los habitantes de este paraíso también sufren una mala situación ecológica por culpa del turismo masificado. Según informan las asociaciones ecológicas, “un turista gasta al día entre dos y seis veces más agua que un residente”. Además, manifiestan que “no podemos permitir este descontrol de la demanda simplemente con la excusa de impulsar un sector que tampoco está distribuyendo la riqueza, porque todo queda en manos de unas pocas cadenas y empresarios”.
Nadie está en contra del buen turista
En muchas ocasiones, las personas que ostentan el poder tienen un error: olvidar quién les ha concedido este poder, el pueblo, y no los inversores extranjeros, ni los ‘malos’ turistas que pretenden disfrutar de estas zonas de una manera inconsciente e irrespetuosa. Esta mentalidad de ciertos turistas y empresas, que consiste en ver a estos territorios como una zona para explotar y no para cuidar, es por lo que protestan los habitantes de las islas. En este sentido, cabe destacar que nadie está en contra del ‘buen’ turista y así lo expresa Elvira Jiménez, portavoz de Greenpeace: “Canarias tiene un límite y la gente está harta. Esto no quiere decir que estemos en contra del turismo, porque todos somos turistas. Lo que pedimos es un modelo sostenible y controlado”.
Bajo el lema Canarias tiene un límite, los isleños se han lanzado a la calle para hacer lo que no han sabido o no han querido hacer sus representantes, defender su tierra. Y es que no todo vale para hacer negocio, y mucho menos si es a costa de la tierra y de sus habitantes.