Un nuevo cónclave: una nueva etapa para la Iglesia

Concluido el funeral del papa Francisco y ya iniciado el tradicional período de luto, el Vaticano ha anunciado oficialmente la fecha de inicio del cónclave que elegirá a su sucesor: el próximo 7 de mayo. Será entonces cuando 134 cardenales menores de 80 años, procedentes de todo el mundo, se encierren en la Capilla Sixtina para dar comienzo a un proceso que, como pocas cosas hoy en día, sigue cargado de solemnidad, reserva y simbolismo.

Interior de la Basílica del Pilar
Interior de la Basílica del Pilar. Autor: Eco Universitario CC BY-SA 4.0.

No hay cámaras, no hay declaraciones públicas, no hay acceso al exterior. Solo votos, deliberaciones en voz baja y el recuerdo constante de que cada elección papal no es solo la designación de un nuevo líder espiritual, sino también una declaración de intenciones sobre hacia donde quiere avanzar la Iglesia Católica en este momento.

Y el momento no es sencillo. El fallecimiento del papa Francisco no solo deja un vacío, sino también un legado. Un legado de apertura y de diálogo que no ha estado exento de resistencias internas. Dentro del propio Colegio Cardenalicio conviven distintas sensibilidades: algunos defienden una continuidad clara con la línea del papa argentino; otros consideran que ha llegado el momento de matizar ese rumbo o incluso corregirlo. Esa tensión marcará, inevitablemente, las votaciones.

Interior de la Basílica del Pilar
Interior de la Basílica del Pilar. Autor: Eco Universitario CC BY-SA 4.0.

Además, la situación se ve alterada por la figura del Cardenal Angelo Becciu, destituido en 2020 por un caso de malversación y a quien se le despojaron sus derechos cardenalicios. Su intención de participar en el cónclave ha abierto un debate jurídico y moral dentro de la propia Curia, que añade complejidad al proceso.

Se estima que el cónclave podría durar entre dos a tres días, siguiendo la pauta de las últimas elecciones. Y cuando finalmente veamos el humo blanco elevarse sobre el Vaticano, no solo estaremos ante un nuevo Papa, sino ante el inicio de una nueva etapa creada para responder a nuevos retos globales.

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