Madrid y España, ¿dos caras de una misma moneda?

Centralización o igualdad: las elecciones madrileñas se convierten en asunto nacional

Fue el pasado 10 de marzo cuando la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, concertaba a los madrileños una cita con las urnas. Han sido apenas dos semanas de campaña, pero han resultado suficientes para comprobar que no se trata de unas elecciones más. La tensión propia de unos comicios generales se ha trasladado a Madrid y ha situado a esta comunidad, una vez más, en el foco nacional. Una densa niebla recorre ahora todo el país, que queda paralizado por las elecciones madrileñas. Algo pasa con Madrid.

La centralización mediática se agrava cada día un poco más. Para los partidos políticos, un punto estratégico; para los medios de comunicación, información prioritaria. ¿Y para los ciudadanos? ¿Acaso todos los españoles deben estar dentro de la espiral política madrileña? Políticos y medios de comunicación aguardan expectantes los resultados de la cita electoral. Sus agendas se han visto afectadas hasta tal punto que parece que el único asunto importante a nivel nacional es Madrid. Cuán importante debe de ser la cita que incluso Pablo Iglesias, anteriormente vicepresidente segundo del Gobierno, renunció a su puesto para presentar su candidatura a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Hoy, vivimos su retirada de la política tras un pésimo resultado. Algo pasa con Madrid. 

El pulso político que se cierne en la capital se proyecta sobre toda España. Madrid parece ser el salvoconducto para teñir todo el mapa nacional de un solo color. No hablamos de gobernar en una sola comunidad, sino de tener el control total sobre el motor del país. Estas elecciones parecen ser el punto de inflexión para muchos. El preludio de la desaparición de Ciudadanos; el desgaste de Pedro Sánchez; un Gobierno cada día más vulnerable; una izquierda que se agrieta y se debilita a diario; la derecha y la ultraderecha, reforzadas. Aunque ya se han visto resultados similares en elecciones anteriores, como las catalanas, Madrid parece tener más peso. Algo pasa con Madrid.

“Comunismo o libertad”. Democracia o fascismo”. En resumen: o conmigo, o contra mí. La comunidad se convirtió en un hervidero de eslóganes vacíos que han continuado la tarea de polarizar a la población española. Madrid deja a un lado la neutralidad y pasa a ser el coliseo de la lucha ideológica. Una vez más, los candidatos no se dirigían solamente a los madrileños, sino a toda España. Y así ocurrió ayer: el mismísimo ministro de Transportes analizando el resultado de los socialistas mientras decía que estas elecciones no representan al conjunto de España”. También la derecha aludía al conjunto del país. El candidato de Ciudadanos, Edmundo Bal, dejando atrás la autocrítica, declaraba que “no es un mal resultado para Ciudadanos, es un mal resultado para los madrileños y para los españoles”. Por su parte, Isabel Díaz Ayuso, se dirigía, con tono amenazante, al ejecutivo de Sánchez afirmando que “España empieza en Madrid, señor Sánchez, tiene los días contados”. Algo pasa con Madrid. 

La campaña por Madrid y las elecciones han eclipsado absolutamente todo. Tanto es así que incluso Televisión Española vio necesaria la cancelación de la emisión de su programa estrella, MasterChef, para seguir el escrutinio. En resumen: la televisión pública nacional cambió radicalmente su programación para centrarse en Madrid. ¿Harían lo mismo por otras regiones? Una pregunta comprometida, una respuesta evidente: no. Son tiempos complejos, pero, a pesar de que el viento sople hacia el centro, hay que recordar que aunque Madrid sí es una parte de España, España no solo es Madrid.

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