El cartel del odio de Vox en Madrid

El cartel electoral utilizado por Vox para su campaña política en Madrid es una combinación de falacias, manipulaciones y delitos de odio, pese a que no haya sido juzgado como tal.

La campaña electoral de las elecciones autonómicas madrileñas se ha visto envuelta en una crispación pocas veces vivida en España. El partido de ultraderecha empapeló la estación de Sol con un cartel llamativo y polémico. “Un mena 4.700 euros al mes. Tu abuela 426 euros de pensión/mes”. Esto provocó la denuncia por parte de la Fiscalía y el PSOE, quienes defendieron que se trataba de un delito de odio. A pesar de ello, el Juzgado de Instrucción número 48 de Madrid desestimó la demanda.

El cartel contiene un fuerte componente manipulativo porque la realidad no es la que pretende reflejar. Estos jóvenes inmigrantes no son unos privilegiados que cobren ayudas de 4.700 euros al mes por parte del Estado. Porque sí, son menores que se ven obligados a huir de sus países para buscarse una vida mejor, sin compañía, ni siquiera la de sus padres. Todo esto esconde el término mena que tanto se oye en los medios, con el que se pretende deshumanizar a niños por el hecho de ser inmigrantes. 

Obviamente, estos 4.700 euros a los que se hace referencia no es un salario mensual que reciben. Ese dinero es el coste total de su mantenimiento. Es decir, esta cantidad se reparte entre las instalaciones, la educación y la protección sanitaria necesaria para cuidar al menor. Tampoco es cierto que un pensionista cobre 426 euros al mes. Aunque siga siendo una aportación innecesaria para la subsistencia de los mayores, la pensión mínima es de 677 euros mensuales, y la media ronda los 1.100. Pero es que además, roza lo absurdo el comparar lo que conlleva mantener a estos menores no acompañados, (los 269 que hay en la Comunidad de Madrid) con el sueldo directo de un pensionista. 

Es obligatorio judicialmente, tanto en España como en Europa, encargarse de tutelar y amparar a este colectivo.

No se había hablado mucho de Vox hasta lo sucedido en Vallecas y este cartel. La demagogia, la falacia y la provocación han sido las armas para volver a la actualidad política y evitar perder la representación en la Asamblea madrileña. La polarización es la mayor baza que tiene el partido de ultraderecha para mantenerse con vida en una comunidad donde Ayuso ha captado gran parte del voto conservador.

Desde siempre el profundo respeto hacia la Justicia y la resolución sobre este caso, el mensaje que transmite Vox con el cartel es un delito de odio. Y lo es porque incita y promueve animadversión hacia un colectivo minoritario e indefenso a base de manipular, prejuzgar y estereotipar. La imagen es pretenciosa cuanto menos. Muestra a un hombre negro, con capucha y tapabocas, al que se presupone como mena con la clara intención de criminalizar a este grupo.

Es obligatorio judicialmente, tanto en España como en Europa, encargarse de tutelar y amparar a este colectivo. Aunque la solidaridad y la ética, cuando son obligatorias, dejan de tener valor, saltarse la ley por parte de aquellos que se envuelven en la bandera de su país es moralmente deplorable. Además, no está de más recordar que siguen siendo niños, independientemente de su lugar de procedencia, que es lo que molesta principalmente, o eso parece.

El antídoto para este discurso extremista y populista es muy sencillo y está al alcance de todos: votar. Y hacerlo con la idea de que el PP de Ayuso no descarta pactar con este tipo de ideología radical.

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