La hostelería, el pequeño comercio y el turismo son los sectores más afectados por la crisis del Covid19
Calles vacías, establecimientos cerrados, gente que entrecruza la mirada a más de un metro y medio de distancia, con una tensión sostenida y aparente para ver quien da el primer paso. Solo falta un estepicursor rodando por el suelo para que las aceras de Oviedo se conviertan en el ambiente árido y desierto de una película del oeste.Desde que se decretó el estado de alarma, muchos vecinos de la capital asturiana “tienen miedo de salir a la calle”, como Yomaira Rubiera, que lleva sin poner un pie fuera de casa desde el viernes día 13. Sin embargo, esta aprensión trasciende más allá del coronavirus en sí mismo; causa pavor también lo que se pueda venir después.
Dentro de la peligrosidad de esta pandemia, la situación en Asturias, con 594 contagiados y 12 fallecimientos (a día 23 de marzo), no se asemeja al infierno que están viviendo los hospitales de Madrid. Sin embargo, las previsiones no son buenas: el pico no llegará hasta mediados de esta semana, donde se estiman alrededor de 1.200 casos, según la proyección matemática realizada por el catedrático de la Universidad de Oviedo, Juan Luis Fernández, y la profesora titular de Matemáticas Aplicadas de esta misma universidad, Zulima Fernández Muñiz. El golpe más duro se lo están llevando las residencias de ancianos, ya bien por estar habitadas por población de riesgo como por ser un foco de contagio continuo. De hecho, en Grado, una localidad contigua a Oviedo, un centro con 70 infectados y 2 fallecidos permanece medicalizado, es decir, aislado y funcionando como un hospital.
Pero además del problema de salud pública, la región que ya lidiaba con la desruralización y la población envejecida, ahora tendrá que enfrentar la crisis económica que supone la llegada del coronavirus. “Ya hemos superado el dilema de ‘salud o economía’. Hay cosas que hacer para proteger a los ciudadanos que van en contra de los números”, explica el profesor de Análisis de Políticas Públicas de la Universidad Rey Juan Carlos, Manuel Tamayo, respecto a la gestión de la crisis del Gobierno. Según la teoría que expone, la crisis del coronavirus se va a afrontar de forma incisiva, como un “paréntesis” en la producción del país y para la que luego se preverán medidas paliativas a posteriori. Sin embargo, hay situaciones, como la de los autónomos, en las que todavía no se otea ninguna solución en el horizonte.
Nini Álvarez tiene un centro infantil de 18 alumnos en la calle Tirso de Avilés, en Oviedo. En este, también trabaja su hija, que es educadora. “Lo que me está matando es la incertidumbre. Dicen que aplazan los impuestos, pero ¿hasta cuándo?, ¿de dónde va a salir ese dinero?”, se pregunta. Su problema es que durante este último mes sigue manteniendo gastos, y sin embargo “ingresos 0; no se puede cobrar por un servicio que no se está ofreciendo”. Su preocupación trasciende: no es solo su futuro el que está en juego sino también el de su hija. “Dejé de notar los efectos de la crisis del 2008 el año pasado. Ahora no me puedo endeudar otra vez, así que si no me dan otro tipo de ayuda tengo que cerrar, aunque sería lo último que quisiera”, relata con voz entrecortada.
"Si no me dan otro tipo de ayuda tendré que cerrar", cuenta Nini Álvarez, dueña de un centro infantil
En la misma línea, está Cristina Pilar Triede. El pasado octubre abrió un Centro de Estética en el casco antiguo que, en el peor de los casos, si la cuarentena se prolonga y las ayudas no son suficientes, se verá obligada a traspasarlo o venderlo. “En Asturias, el miércoles o el jueves – días 12 y 13 respectivamente -, el número de afectados no era muy alto. Fue el viernes cuando todo empezó a ponerse serio y por la tarde, como medida preventiva, cerré el establecimiento. Tenía la idea de volver a abrir el lunes”, cuenta. Y en este caso, la complicación se incrementa, ya que febrero es uno de los meses que menos dinero reciben los centros de belleza. “El consumo va a bajar y entonces no habrá economía para los caprichos. Me ofrecen una subvención de 700 euros, pero como esto se alargue, no será suficiente”. Sin embargo, ya conoce casos cercanos que se han dado de baja en autónomos, con futuro indefinido.
Futuro incierto
“Todavía es muy pronto para estimar los daños, pero sin lugar a dudas, la pandemia no va a ayudar a la economía oventense”, afirma la concejala por el PSOE el Ayuntamiento de Oviedo y responsable de Hostelería y Turismo – área más afectada – de UGT, Natalia Santa Bárbara. En Asturias, desde el viernes 13, que se decretaron las medidas de cierre de establecimiento contra las aglomeraciones, hasta el miércoles siguiente se registraron más de 1.000 ERTES y la mayoría de consultas que se realizan a diario a UGT Asturias son sobre este ámbito. En el caso de Julio Albañil, que es protésico dental en una empresa local, le aseguraron que “contarían con todos los trabajadores después de la crisis”. Sin embargo, no todas las situaciones se asemejan a la suya. Según Santa Bárbara, los hoteles y los bares no están teniendo ningún ingreso, así que el futuro de los trabajadores y de los establecimientos es completamente incierto.
Nini Álvarez mantiene la esperanza de que lleguen otro tipo de ayudas y ver pronto a sus 18 alumnos. Para ella, este precipicio tiene muchos precedentes: “llevamos años pidiendo que no se abran más centros sociales, sino que se inviertan en los que ya están pero nadie nos hizo caso”. Siguen sin oír noticias de instituciones superiores más allá del aplazamiento de los impuestos y de la interrupción en la liquidación de las tasas por parte del Ayuntamiento. “Se va a plantear un nuevo futuro y un nuevo escenario. Tenemos que trabajar en conjunto y cooperar por un objetivo común para todos; un hoy para un mañana”, concluye la edil del PSOE Natalia Santa Bárbara. Pero para la educadora no es suficiente: “Incertidumbre es la palabra de esta crisis”.
¿Qué es un ERTE?
ERTE es un acrónimo que se corresponde a Expediente Regulador Temporal de Empleo, es decir, una suspensión temporal del contrato de trabajo. En los casos normales, la empresa tiene que marcar una fecha de principio y una fecha de finalización . Sin embargo, en el contexto actual, el tipo de ERTE que están realizando las empresas es por Fuerza Mayor debido al Covid- 19, es decir, no se volverá a contratar a los trabajadores hasta que no cese el estado de alarma.
Cuando una empresa realiza un ERTE, no finaliza la relación con el trabajador y, por tanto, no recibirá una indemnización, sino que pasa a percibir la prestación por desempleo, que se responde a un 70 por ciento de la base reguladora. Durante este periodo, los derechos de los trabajadores permanecen indemnes y es obligación de la empresa reincorporarlos con las condiciones que tenían previamente. Sin embargo, se puede dar un despido posterior al expediente regulador y, en tal caso, las retribuciones recibidas computan a efectos de indemnización.